Florencia Cordero: “Es urgente transitar hacia una Guayana verde”
06-07-2021 13:52 por Rosiris Urbaneja

Son muchas las organizaciones que están proponiendo alternativas a la crisis económica, social, ambiental y política que existe en Venezuela.
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“La humanidad lleva demasiado tiempo talando los bosques del planeta, contaminando sus ríos y océanos y arando sus pastizales (…). Estamos devastando los ecosistemas que sustentan nuestras sociedades”. Estas palabras fueron pronunciadas por Antonio Guterres, secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a propósito de la celebración del Día Mundial del Medio Ambiente en junio de 2021.
El contexto mundial es posible extrapolarlo a Venezuela y específicamente al estado Bolívar, donde -a partir del nombramiento oficial del Arco Minero del Orinoco (AMO) como Zona de Desarrollo Estratégico Nacional, el 24 de febrero de 2016- se acentuó un proceso de extractivismo que ha devastado el ecosistema, contaminado las aguas y puesto en severo peligro la vida sobre la Tierra.
Florencia Cordero, geógrafa, especialista en ambiente y desarrollo sustentable y profesora de la Universidad Católica Andrés Bello Extensión Guayana (UCAB Guayana), explicó en qué consiste el extractivismo y por qué es necesario detenerlo: “se refiere a un intenso dinamismo de explotación de recursos naturales no renovables en grandes volúmenes, asociados a cuatro tipos principales de actividades; las más reconocidas son: la explotación petrolera, minera, pero también tenemos la agricultura intensiva de monocultivo y la pecuaria. Todas se desarrollan con la finalidad de exportar, para mantener un mercado de orden internacional, muy alejado del lugar de origen y cuyos beneficios no son revertidos para la sociedad que los provee”.
La profesora Cordero enfatizó que esta dinámica sigue un patrón completamente perjudicial para el ambiente -tal como lo ha denunciado la ONU- puesto que “en el caso de los minerales metálicos como el oro, diamante y coltán, si se considera que el mineral se ha agotado en una determinada superficie de terreno, se deben seguir ampliando los frentes de deforestación para continuar con las labores de búsqueda”.
Explicó además que históricamente el extractivismo se instaura bajo la premisa de impulsar el desarrollo económico de las naciones con grandes yacimientos y “no tardó mucho tiempo en sentirse los aspectos negativos, como la afectación de recursos naturales e inestabilidad económica, porque esta se basa principalmente en el rentismo y los ingresos no se invierten en las mejoras sociales de la población. Por estas razones, el extractivismo implica un modelo que no es sostenible ni económica ni socioambientalmente”.
Neoextractivismo venezolano
A finales del siglo XX y comienzos de XXI, se produjo una variante denominada neoextractivismo. Explicó Florencia Cordero que este nuevo modelo político de explotación se caracteriza en Venezuela y los países latinoamericanos que la han adoptado, por el hecho de que “los gobiernos esgrimieron la justificación social y el ascenso de sus naciones para legitimar la actividad extractiva”, además, “se impulsa a raíz del auge del mercado global de materias primas y el surgimiento de los denominados gobiernos de corte progresista. Los resultados fueron que no se logró desarrollar la capacidad técnica de la planta productiva, se continuó con el uso intensivo de los recursos naturales, así como nuevas formas de captación de rentas con el apoyo de capitales extranjeros”.
Desde el punto de vista socioeconómico, ambiental y político, implicó que se exacerbaran los índices de corrupción, se continuara la afectación de los ecosistemas, constantes violaciones de los Derechos Humanos, mientras que, los ingresos no siguieron la ruta para lograr la superación de la pobreza y mejorar calidad de vida para la población, agregó la entrevistada.
Acciones en desarrollo
Actualmente, existen muchas organizaciones ocupadas en la proposición de alternativas a la crisis económica, social, ambiental y política, producto del estado de ingobernabilidad, corrupción, políticas públicas fallidas, incumplimiento de la ley, afectación de ecosistemas y recesión económica. Todas ellas están orientadas en mayor o menor medida con el cumplimiento de la agenda 2030, para alcanzar las metas de los Objetivos del Desarrollo Sostenible, entre ellas están los postulados de: “El Buen Vivir”.
También tienen como camino a seguir la encíclica Laudato Sí, en la cual el Papa Francisco enfatiza la necesidad de una ecología integral e invita a participar a todos en el cuidado de la casa común.
En cuanto a las acciones locales, explicó la profesora Cordero que un grupo de venezolanos trabaja por lo que ha denominado Transición Social y Ecológica (TSE). Dicha transición pasa inevitablemente por la formación de talento humano en cátedras, carreras e investigaciones que fomenten capacidades, para poder evaluar las potencialidades de uso de ciertos espacios y servicios ecosistémicos con criterios de sostenibilidad, por ejemplo, planificación de áreas naturales, planificación del transporte, planificación urbana sostenible, Sistemas de Información Geográfica, además de carreras vinculadas con la agroecología, agroforestería, acuicultura, silvicultura, turismo regional, remediación territorial, así como carreras que promuevan técnicas mineras que inciden en el desarrollo de una minería más responsable y respetuosa con el ambiente.
Otras de las necesidades de formación estarían orientadas a las tendencias mundiales para el desarrollo, como la bioeconomía basada en el conocimiento, informática, tecnologías digitales, negocios digitales, industrias farmacéuticas sostenibles, administración y gestión de negocios sostenibles, energías limpias, ingeniería ambiental, entre otras, agregó Cordero.
“Es urgente transitar hacia una Guayana verde, en donde la educación para el desarrollo sustentable sea el giro que tomen las instituciones educativas y toda la sociedad civil”, expresó la educadora en materia ecológica, quien considera que “esta esperanza tendrá una mayor fuerza de convicción cuando se logre que la población esté informada y se haga consciente de las causas y consecuencias que trae consigo el nefasto sistema de extractivismo depredador de los recursos naturales, generador de pobreza, exclusión y desigualdad social, lo que sí es prioritario y necesario que se dé -y ojalá sea pronto- son los cambios políticos y de modelo económico que tanto demanda nuestro país”, concluyó.
Texto:Rosiris Urbaneja
Imagen: Archivo UCAB Guayana